viernes, 5 de febrero de 2016

En el bissnes.

                                        Blues mexicano


Componer blues en español, infortunadamente, no es una constante en el ámbito del blues mexicano. La decisión consiente de tocar covers de los grandes compositores negros es lo común en nuestro país rico en poesía (una incongruencia). Sin embargo, considero que este fenómeno es parte de "la cultura del aventón, del ahí se va; de los 15 minutos de  efímera fama. Gozo mucho al componer mis blueses, gozo transgredir la transgredir la realidad con temas eróticos y oscuros. Ustedes los conocen y hasta los cantan conmigo. Es reconfortante para mi componer en un idioma que ustedes comprenden, que inclusive, les llega al corazón; ese puente de comprensión es magnífico y, a la vez, comprometedor, pues nos obliga a sentir sin tapujos, y hablo de ambos: ustedes y el Real.
Sé de grupos que han creado un nicho elitista que se ha apoderado de espacios antes comunes; que promueven festivales nacionales de "Blues mexicano", cuyas líricas son cantadas en un inglés mascado, mal pronunciado; que retardan el posible avance de este género en el país (con sus honrosas excepciones). Estos grupos no aportan nada a la cultura y se hacen de seguidores acríticos  y conformistas, incluyendo a las revistas que ponderan y alientan este blues mediocre. Por algo la música de Real es patrimonio  de la fonoteca nacional.
Arriesgar es vital, arriesgarse a salir de esa área cómoda con los peligros que impliquen. Una ocasión, confronté a un refritero de blues gringo y lo reté a componer en su lengua: o no entendió o lo tomó como una agresión personal...
Con esto no digo que tocar covers sea un error, yo me inicié en este bissnes haciendo covers en el grupo Arizona. Al que abandoné para escribir rolas en español.
El blues en México es un asunto de clase (social); este género nunca ha sido elitista -purista salvo aquí; lo hemos escuchado en todos los idiomas posibles, pues allende la frontera, sus interpretes compositores lo han aprehendido como un género universal.
Cuando conocí a Papa John Creach, este me comentó que los padres y madres  de su generación, no querían que sus hijos tocaran más blues, pues les recordaba la tristeza, dolor y sangre que había costado  hacer ganar y respetar sus derechos civiles como ciudadanos norte americanos; que su propósito era integrarse a la sociedad y olvidar persecuciones y muertes. Y que su idioma era "extraño a su verdadera cultura".

En una de las calles más lejanas del sueño,
la más confusa y apagada.

Sé leer música, para eso estudié en La Superior de Música, pero nunca usaré una partitura para tocar blues: elijo  ser autentico, visceral, intuitivo, congruente con mi sensibilidad, no pretencioso ni academicista, pues el blues no nació así. Para tocar blues solo es necesario tener un corazón rabioso y enamorado.

JC.

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