domingo, 20 de diciembre de 2020

¿Blues mexicano?

 


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"La reconstrucción social del blues mexicano".


La estrategia de la colonialidad es desidentificar a los pobladores

nativos de los países de economías dependientes y empobrecidas, 

con su raíz y su historia.

La segunda fase de esta estrategia es "La enculturización":

esto es, que el inconsciente colectivo asimile usos y costumbres ajenas,

que aspire a estos estilos de pensamiento, vida y anhelos.

Contrario a la conquista española cuyo fracaso la llevó al 

genocidio de etnias completas, ahora, la enculturización está 

en manos de los medios de comunicación privados.

El individualismo que fomenta el capitalismo salvaje y que

disgrega lo colectivo y lo social,  refuerza una suerte de lucha 

de clases inferida (endógena y exógena).

México, país de 70 millones de pobres, sin acceso a empleo y

a salud; corrupto desde sus cimientos y cuyas instituciones

pasan por el filtro del control político, ha rendido sus pies ante

la antropofagia económica, social y política de los países ricos

y dominantes.

La geopolítica respecto del país vecino, EEUU, determina qué 

modelo económico adopta la oligarquía mexicana y qué

tipo de gobierno elige. 

Los múltiples beneficios de imponer una presidencia por parte

de una multinacional de la comunicación, Televisa, lesiona gravemente

el ejercicio electoral democrático estipulado en la constitución

y se convierte de facto en un golpe de estado de la oligarquía aristocrática

mexicana a sus gobernados.

Al violar el derecho a elegir, se violan todos los derechos humanos: el

derecho a la seguridad social, al trabajo, a un modelo cultural

nacional incluyente, a la libre manifestación de las ideas.

La cultura es un bien social, un patrimonio unificador  y fortalecedor

de la identidad nacional.

Sin embargo, este modelo político-económico atenta contra el desarrollo

del concepto Nación al ponderar la enculturización como un beneficio

social: privatizar los energéticos, la salud, el agua y el territorio:

la misma soberanía.


¿Un blues nacional?


Juan Pablo Proal, articulista de Proceso, escribió:


“A principios de los ochenta, una nueva camada de

 músicos politizados se conformó en el Foro Tlalpan, 

sitio fundado por el cineasta Sergio García. 

Ahí comenzó Rockdrigo González, el poeta urbano 

de la ciudad de México. 

También Jaime López, rudo crítico de todo lo establecido y

Real de Catorce, con los poemas crudos de José Cruz.

Por su politizada visión, en gran parte,los seguidores de las 

bandas mencionadas no sólo admiraban sus melodías, sino 

que sentían su propia realidad reflejada en esas letras”. 


De regreso a los años electorales, si escuchamos a los grupos 

de rock podemos también entender la indiferencia de gran 

parte de esta generación. 

No hablan de la guerra contra el narcotráfico, del desempleo, 

de la exclusión, del estado militarizado ni de las muertas 

de Juárez. 

En cambio, prevalecen canciones sobre amores y desamores. 

Si bien existen bandas independientes que aún están interesadas 

en la injusticia, la oferta comercial es abrumadoramente más poderosa.

Esta es una mínima muestra del legado que los rockanroleros y compositores que los actuales grupos no asimilan.


Pero con estos ejemplos, mostramos que la lírica es asequible 

a las generaciones actuales si se afanan en el oficio de escribir canciones de contenido.


Reconstruir socialmente el blues mexicano, es conferirle 

atributos de identidad mediante el idioma de las mayorías. 

Y exige proyectos culturales resistentes a las políticas privadas

 y oficiales.

El contexto social y cultural en un sistema de libre comercio, determinalos lineamientos de una cultura de consumo "sugerida".

El colectivo marginal aspira a ser representado socialmente en los mercados

y en los medios masivos de comunicación por derecho.

Esta contradicción ha creado una crisis aguda en el rock y 

en  el blues . 

Es decir: un rock y un blues clasista que impide cualquier movimiento socio-cultural que no reproduzca los patrones  ideológicos dominantes.

Objetivamente: interpretar blues o rock en inglés es estar enculturizado

al no proponer proyectos alternos que reafirmen nuestra 

identidad.

El idioma, que hoy nos confiere identidad propia, fue también 

fruto de un proceso de enculturización forzada: la conquista española.

En este contexto económico, político y social, debemos abordar 

la discusión sobre la reconstrucción de un blues nacional.


Si atendemos a las influencias culturales, chocamos contra 

el muro del idioma.

Especificando: el blues y el rock son ajenos a nuestra cultura 

e idioma.

El rock, creado en EEUU por los negros, y que fue "blanqueado"

y desposeído

del ingrediente rebelde e incómodo moral y políticamente, 

llegó a México a través de un medio concesionado monopólico: Telesistema mexicano,quien lo reprodujo tal cual, pero en 

español (el cover).

Su éxito comercial fue evidente, pero  el edulcorante sólo atrajo 

a una generación.


Es deseable una discusión sobre el blues nacional.


No existe un "blues puro", este es el resultado del sincretismo 

de diversas culturas e idiomas.

Inclusive en su estructura es flexible:rock y jazz.

Esta maleabilidad lo hace universal: un legado universal 

es eso y no una contracción meramente estructural.  


La aceptación consciente de que los grupos están 

enculturizados; y que el español

es el idioma que afirma nuestra identidad, daría como 

resultado, el rescate y enriquecimiento cultural de este 

género en el país.


Real de catorce ha sido el punto de quiebre.

Ha mostrado la posibilidad de crear blues en español. 

Un blues de calidad que ha trascendido a otros países.

Un manejo del lenguaje tanto coloquial como poético; 

expresividad humana

en su música.


El blues fue la música que los negros del Delta descubrieron, 

no por ser negros,

si no por ser humanos.


JC.