martes, 19 de febrero de 2019

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Ver el aura; el contorno brillante de una flor,
de una persona: de cientos de almas que van,
vienen y mueren.
Nacer para observar en silencio y, después,
callar.
Sentir el viento de un relámpago que aún no
revienta; la estática que eriza los vellos de
la espalda.
Todo resuena , todo cintila, todo vibra; palpita
como el corazón  que viene de lejos, de entre
una nube o la luz de un poste con su danza de
polillas.
Ver y dolerse de la grisácea emanación de esa
mujer en la calle que fuma y llora, que llora y cae
en un torbellino emocional sin fin.
Y aquel hombre que se volvió ceniza y se olvidó
el rostro en el escaparate que vendía tristeza.

Somos auras negras y
entre todos, por destino,
montamos el espeso telón
de la noche.

JC

domingo, 17 de febrero de 2019



Un disco de Willie Dixon se marea de tanta vuelta
en la tornamesa.
He querido que mi herida sangre lentamente en la
tarde.
Pude haber escogido otro oficio más alejado del
infierno, pero me estafó el destino en el casino del
poker, el tabaco y un atractivo vino.
El amor, en esos días, eran dos animales en una cama
decrépita, ruidosa; rota como la pared venosa de los
corazones tristes.
Cerrábamos los ojos después del orgasmo, y en el
cenicero de la noche, apagábamos el dolor de ser
desterrados, expatriados.
-
El escenario olía a blues, sexo y aserrín; y varias almas
cuchicheaban un lenguaje amargo, negro como la
gangrena.
Una plumilla entre los dientes para tocar con las yemas
de los dedos de la mano izquierda mi guitarra eléctrica,
sobre todo, en esos solos intensos que me hacían llorar
un oleaje imborrable de bravas mareas vivenciales en la
ciudad infertil, sin brisa marina que se se me clavaba
como daga en el pecho.
Entré a un diminuto camerino a atemperarme con unos
tragos.
Temblaban mis piernas enfundadas en cuero negro,
sudaba.
Cuánto alcohol y mota toleraría el templo de mi sagrado
cuerpo:
lo supe delirios más tarde.
-
Odiosas noches en las que se desprendía mi espíritu y se
largaba al cosmos pinkfloydiano con sus constelaciones
 'purple haze', sus planetas parlantes, el danzón de multiversos,
y cobarde regresaba al cuerpo como un superman ante la
mortal kriptonita (entiéndase cocaina).
El terror narcisista de descubrir que no era inmortal;
que había creído con fe ciega en el dogma: "a mi no me
pasará un tren encima".
Pero, no existen las tardes ebrias, ni tequileras; los días
deprimentes, el ebrio tequilero y depresivo es uno mismo.
Tampoco los amigos traicioneros cuando uno los enseña a
traicionar.
"Compro parnas para no chupar solo, porque siento pánico
a la soledad".
-
Luz-oscuridad-y las navegaciones circundantes del verano.
No es tristeza lo que cargan las horas aciagas, es el blues
tocando las orillas del alma.
Es tu cuello en mi memoria y los labios besados resonando
lejos.
Tus dedos adelgazaban un cigarro y sonreía el humo en tu
boca.
Yo ebrio, intentaba tomar tu cintura  para bailar bajo el cielo
constelado.
Abolimos la pena de muerte de las ciudades para liberarnos
del insomnio y la pesadilla.
Ésa, nuestra noche, la última noche tejida por nuestro amor,
es hoy, la consideración de lo eterno.

JC













viernes, 15 de febrero de 2019



Inmóvil

Extraña inmovilidad la del cuerpo,
como hielo de cometa lejano a la
órbita del planeta.
No olvido al alma inquilina entrando
y saliendo del sueño.
Ésta es ágil, inquieta, lúcida, eterna.
Mi alma puede ser trágica y creer que
debe liberarse para fundirse con el
universo, pero, más bien necesita
despertar y recordar que ya es una
con el cósmos.

JC

sábado, 9 de febrero de 2019


A pregunta expresa de una amiga sobre mi capacidad
de mantener la fortaleza con un cuerpo enfermo y ser
optimista, respondo: "Es la resiliencia".
Pero ignoraba el término hasta hace poco.
 He aquí la definición de resiliencia
"La definición de resiliencia se entiende como la capacidad
del ser humano para superar situaciones adversas e incluso
salir reforzado de ellas.
La resiliencia humana es realmente importante para el
desarrollo de nuestra vida, ya que a lo largo de ella se presentan numerosos momentos difíciles y situaciones complicadas.
Saber superar dichas situaciones, va a determinar nuestra felicidad diaria.
La relación con el concepto de crecimiento tras la adversidad, por
el que una persona descubre capacidades nuevas que antes
desconocía, sintiéndose más segura para enfrentarse a otras experiencias. Esto conduce a un cambio vital, a una nueva filosofía
de vida".

Cada diagnóstico ha implicado un nuevo y desconocido panorama;
la elaboración de un duelo por la pérdida de capacidades y funciones
orgánicas.
¿Cómo salir avante con estas enfermedades y seguir trabajando?
¿Cómo mantener la vitalidad ante el dolor permanente y  hacer surgir el optimismo?
Sinceramente,  por intuición, descubrí que la respiración es la respuesta.
El "Hálito de vida" del que hablan las personas espirituales, o el
Prana, que citan los meditadores de Oriente, o quizá
 "La Tensegridad" de los chamanes .

El Amor es la sustancia fundamental de mi vida.
Amar a mi pareja, a mi hija, querer a mis amigos, etc.
Ser solidario se me da por naruraleza, pero también,
ser firme en los razonamientos que comunico y comparto.

Cada mañana que despierto, agradezco que tengo vida.
La valentía la descubrí por aceptar la cobardía y el miedo.
Siento Contentamiento y paz dentro de mi, y unas ganas
inmensas de componer, de escribir, de tocar música y de
cantar cuando estoy solo e incluso con la mujer que amo.
He considerado mi deber máximo, compartir mis canciones
y poemas con la gente.
Vinimos a esta vida a apoyarnos ante las vicisitudes que
nos "quiebran" por dentro, a ser genuinos y solidarios;
a amarnos tal como somos.

Blues y luz.

JC
 


viernes, 8 de febrero de 2019


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LA FRACTURA DE LA IDENTIDAD


Lo que escondemos y lo que en realidad creemos ser:
De niños, nos dimos cuenta de que para ser aceptados en nuestro entorno familiar y social teníamos que ser de una forma determinada. Algunos de los rasgos que conformaban entonces nuestra personalidad no encajaban en lo que se esperaba de nosotros.
Por eso tuvimos que ocultarlos en algunos de los rincones de nuestro inconsciente para que no afloraran en nuestra vida y pudieran dar lugar a lo que tanto temíamos: el rechazo.
 Los rasgos que ocultamos podrían ser la rebeldía o una sobresaliente creatividad.
Por un lado representamos un papel y por el otro, intentamos esconder al personaje real
Como haya sido, si no encajábamos en el ambiente en el que crecimos, había que suprimirlo. Jung llamó a todos estos rasgos ocultos “la sombra” y, para él, dicha sombra era inquieta y, al igual que en un sueño, nos perseguía para aflorar en los momentos más inesperados e inoportunos saboteando escandalosa mente nuestra vida.
Junto a “la sombra” que representa lo no aceptado de uno mismo, las personas desarrollamos lo que Freud llamaba “el ideal del yo”, una especie de máscara que nos ponemos para encajar en nuestro entorno. Es como si por un lado representáramos un papel y por el otro intentáramos esconder al personaje real.
Y todo este descomunal esfuerzo para PERTENECER.
La fractura de la identidad y la intolerancia a la frustración.

Es fundamental entender que muchas neurosis, con el consiguiente sufrimiento y con el inevitable daño a las relaciones interpersonales, proceden de esta fractura en nuestra identidad.
No se puede realmente amar a otra persona si uno no se ama a sí mismo.
Querer de verdad es acoger en su totalidad lo que una persona es.
Eso que la gente llama empatía, solidaridad o "ponerse en los zapatos
del otro", suele no ser ni genuina ni honesta porque surge de un momento
de "odio puro y sincero" hasta quedar dolorosamente exhibidos.
Reconocer que hay partes nuestras que no nos gustan exige mucha humildad y un gran coraje, pero uno no puede cambiar si por dentro está dividido. Uno no puede cambiar si cree que hay partes de sí mismo que no tienen derecho a vivir. Lo que nos hace más daño no es en sí el defecto que vemos en nosotros o que en su momento vieron otros, sino nuestro rechazo a aceptarlo. Por otra parte, eso mismo que no queremos aceptar y reconocer en nosotros, lo proyectamos en ciertas personas a las que, por algunos rasgos de su personalidad, es fácil colocarles "La etiqueta que nos colocaron en la infancia". Por eso, el no reconocer la propia sombra hace que la proyectemos en otros, donde es más fácil rechazarla. Quien no reconoce su rasgo rebelde, encontrará insoportable a aquellas personas que muestran lo que para él es una excesiva rebeldía.
La intolerancia se vuelve "una cacería de brujas" a quien piensa distinto
de nosotros, y al que nos incomoda por estar instalados en una zona de
"neurosis confortable".
Odiamos nuestra intransigencia en "el otro", pero en realidad perpetuamos el odio propio hasta que nos carcome.
Uno no puede cambiar si cree que hay partes de sí mismo que no tienen derecho a vivir
Ocultar “la sombra” y mantener “la máscara” consume mucha energíay por eso, no es extraño que estemos a veces tan agotados.
Si queremos tener más vida, serenar nuestro corazón y alegrar nuestra alma, en nuestro interior hemos de acoger a esos personajes sombríos que tan poco nos agradan. Acoger no significa quedar a merced de ellos o quedar sometidos por ellos, sino sencillamente reconocer que son también una parte nuestra.
Cuando nos contraría una simple expresión que nos sacude, acudimos
a "lo que creemos que es la más eficaz defensa": el insulto, pero en lugar de eso, exhibimos la debilidad y pobreza de nuestros argumentos y nos
sentimos desilusionados no de nosotros mismos si no de quien nos
confrontó con un lapsus de doble moral.
Al final “la sombra” se creó porque alguien nos puso condiciones para que nosotros pudiéramos ser amados. “La sombra” se mantiene porque también nosotros nos ponemos condiciones para querernos. Un amor sin condiciones, abrazando lo que somos en su totalidad, es lo que cura todos los males porque elimina nuestro miedo:

"El enemigo del amor no es el odio, sino el miedo".

JC

jueves, 7 de febrero de 2019


Día nuevo de un nuevo año

mañana será un día usado

Pasado mañana estará podrido

Llegará al punto de ser odiado

porque la naturaleza del animal

humano es detestarse, mutilarse,

malograrse, negarse a lo vivo y a

lo vivido

Desde el primer día hasta el último

si no es que fallece en su propia pesadilla.

JC

martes, 5 de febrero de 2019


Trumpismo

Hueles a muerte y lagrimas.

¡Hijo de mala madre-come

ciudades de madera ruda!

"Dormido el que sonríe de viejo

sueño de Alcohol de un gotero

antiguo";

y todas las puertas abriste menos

los párpados ciegos.

Mirada calibre 22; ojos de lumbre a

oscuras; Mefistófeles padre, mi

averno es un antro de jazz y blues

por la eternidad despierto.

JC