viernes, 26 de febrero de 2016

43 y sus padres.

                                      Siniestro


Tributemos al dolor y su profundo peso, la ausencia forzada de nuestros

desaparecidos.

Llevemos ramos de flores abiertas y festejemos con los asesinos este desasosiego

como si el bolo amargo no descendiera por nuestras gargantas.

El duelo es fuego, es carne viva al aire.

Y arde más ante la ráfaga de viento del siniestro: pastizales de piel quemados.

Loas al acecho de la oscuridad; el epinicio de la muerte canta.

 Noche, protuberante tumor en los párpados del corazón.

Silencio...

Silencio cargado de gotas vacías.

Silencio denso de osamenta.

Silencio de fusilamiento y

llanto seco, arruinado.

¡Festejemos las victorias del ejercito en la batalla contra nuestra paz!




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