Siniestro
Tributemos al dolor y su profundo peso, la ausencia forzada de nuestros
desaparecidos.
Llevemos ramos de flores abiertas y festejemos con los asesinos este desasosiego
como si el bolo amargo no descendiera por nuestras gargantas.
El duelo es fuego, es carne viva al aire.
Y arde más ante la ráfaga de viento del siniestro: pastizales de piel quemados.
Loas al acecho de la oscuridad; el epinicio de la muerte canta.
Noche, protuberante tumor en los párpados del corazón.
Silencio...
Silencio cargado de gotas vacías.
Silencio denso de osamenta.
Silencio de fusilamiento y
llanto seco, arruinado.
¡Festejemos las victorias del ejercito en la batalla contra nuestra paz!
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