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Escribir un blues que contenga sus tardes y sus noches

(dentro de esa gran 'copa de nostalgia' que es el corazón.)

Bruñirlo, tejerlo, templarlo, delicadamente tratarlo, con 

esmero amoroso o con rudeza erótica, amarlo.

Sacarlo, exhibirlo fuera, por la voz de la armónica, por la

guitarra de cuerdas dobladas en la sonoridad de la noche.

Ser barrio, tribu urbana o sencillamente ser lo que decimos

que hacemos.

Un blues de muecas y exaltos sin máscara ni pizca de civismo.

Como el que odian aquellos que por la piel se sienten supremos.

Escribir un blues que nos contenga a todos.

JC