miércoles, 31 de mayo de 2017

Es un secreto que nadie sabe. Te lo revelaré a ti que tienes un corazón abierto.
Cuando salgo a caminar, mis pasos se aligeran tanto, que abandonan el
suelo y asiendo encima de los arbustos, si acelero el ritmo, piso las copas de los árboles y mis manos palpan la humedad de las nubes. Algunas veces me arriesgo a subir paredes verticales, difícil hacerlo, y no me caigo, mantengo el equilibrio.
Ignoro cómo y de dónde surgió este don. Todo empezó en una meditación;
en casa, con los ojos cerrados, apartado del mundo, y entonces, sentí una mosca en mi cara. Me concentré tan fuertemente en las virtudes de ese horrendo insecto que súbitamente, me eleve en el aire. 
Abrí los ojos y estaba flotando a diez centímetros de la alfombra.
Debo decirte, querido amigo, que la sensibilidad de mis sentidos se acentuaron 99.9%, y que mi vista ahora lo ve todo como si fuera una película en cámara lenta; que puedo observar el movimiento a escalas más finas que lo que mis otrora ojos humanos podían  (lo que me permite esquivar golpes.)
 Mis actuales ojos envían "actualizaciones" al cerebro a frecuencias mucho más altas que mis antiguos ojos, puede no tener ningún valor si el cerebro no puede procesar esa información con la misma rapidez. Pero debido a que la enfermedad que porto (EM), ha reducido mi cerebro considerablemente, puedo tomar decisiones muy rápidamente.
Lo que si debo confesarte, mi queridísimo amigo, es que el olor de las heces, nauseabundo para los demás, me empieza a ser atractivo pues abunda en ésta,nutritivas y ricas bacterias.
Aún no la he probado, pero cuento los minutos para que sea pronto...
Por favor, guarda en la mayor discreción mi secreto.

JC




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