Soy música, fogón de poesía, luminosa oscuridad, palabra, esencial melodía. Soy el que observa y no el observado. Shiva y Tonatiuh son el uno.
lunes, 8 de mayo de 2017
¡Adiós!
Río que corre en reversa.
Volcán que inhala su fumarola.
La mano devorada por sus propios
dedos.
El ojo ciego de parpadear.
Me duele la cabeza que no tengo;
sueño que vivo,
muero y despierto.
Llueve hacia arriba.
Mi sangre en reversa llena un corazón
vacío.
La virtud de los locos, sensibles y torcidos,
es vivir
en una caja de madera con piernas de caoba
y
orejas de metal tierno.
Camina de costado por las colinas de su fantasía
que no son
sino nubes de alambre oxidado; paisaje inventado
de noche
en sus pre-sueños.
También recorre los túneles-espejo. Pero no es la
Caja de Pandora,
es el ancestral caleidoscopio de Alejandría
que
contenía
las Tablillas de Babilonia, los pergaminos de
Constantinopla, los libros de Córdoba,
los códices de Tenochtítlan.
El patriarca Teófilo, en su cruzada contra los
paganos,
destruyó el templo de Serapis.
La caja se detiene.
Empieza a cavar en su propia arteria,
(la única que conserva de todo el cableado):
oigo voces que me invitan, me meto de un salto.
Me despido
¡Adiós!
JC.
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