La convalidación de un homicidio político.
Después del asesinato del fotógrafo y periodista de Proceso, Rubén Espinoza, y de cuatro mujeres: Nadia Vera, Yesenia Quiroz Alfaro y Alejandra (empleada doméstica), la mayoría de los medios periodísticos electrónicos e impresos, desataron una intensa, desmedida e injustificada campaña de descalificaciones en contra de las víctimas, y lanzaron arriesgadas y tendenciosas hipótesis que enrarecen, aún más, el clima de violencia hacia el gremio periodístico y la disidencia ciudadana.
Bajo esta infortunada e inmoral intensión, subyace una estrategia que recuerda a los aparatos de inteligencia inconstitucionales de las dictaduras del Cono Sur.
Las ejecuciones extra judiciales son el tenor que pervierte el sentimiento y principios de cualquier democracia republicana: Tlatlaya, Ayotzinapa, Apatzingan, Ecuandureo, Tanhuato, y más...
El mensaje del gobierno de Peña es ominoso y viene en un sobre lleno de sangre.
Esta es la política del Peñismo: violencia que exhibe a un México en estado emergencia.
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