LOS PROMOTORES.

                       

                 Los dueños ("promotores culturales") de bares.


Son como lo políticos: codiciosos, ambiciosos; nunca pierden.
Devalúan el mérito artístico de los grupos incipientes o ya consumados.
Y  si media un contrato, peor; intentan incumplirlo a toda costa.
Abren un changarro, le ponen un nombre "atractivo" ( en inglés, pues les da
caché); compran un audio paupérrimo y eso es todo.
Algunos, los menos, se hacen de un equipo funcionalmente apropiado para
cumplir con los parámetros de calidad y satisfacer a sus clientes y a los grupos
que sub contratan ( porque existe una relación laboral de facto.)
Abundan en todo el país; este tipo de empresarios  podrían ser  lavadores
de dinero sin dudarlo.
Edgardo Buscaglia, analista, politólogo y asesor experto en asuntos de seguridad
nacional ante fenómenos sociales como el narcotráfico, asegura, que más
del 70% de los antros del país son giros negros, o están asociados
con las mafias políticas.
Este tema es verdaderamente alarmante: una ocasión fui invitado por colectivos
culturales de Torreón, a un reconocimiento por mi trayectoria; a pocas cuadras
del teatro, hubo una ejecución en un bar; 6 muertos por disparos de armas
de uso exclusivo del ejército en manos de narcos  ( dato para los defensores
a ultranza del "honorable y glorioso ejército mexicano" ); público del evento
llegó al recinto aterrado y con el riesgo de ser abatido por alguna bala perdida.
Al salir vi un retén militar que protegía a los asesinos en su huída ( información
de mis amigos artistas); constaté que lo que se tenia como un rumor, era
cierto: el ejercito protege a ciertos cárteles, que después usa como escuadrones
 de la muerte contra la disidencia.

                                        Las instituciones de cultura

"Toma chocolate y paga lo que debes"

La manager del grupo ( mi Paty ), lidia con las instancias de cultura quienes
regatean los costos necesarios para un concierto: "¿Cuánto es lo menos?
dice la voz al otro lado del teléfono; Patricia cuestiona a su interlocutor: "Cuánto
es lo menos que te pagan por lo que haces": silencio del otro lado...
     
                                          Elefantes blancos in the sky

El castigo a la cultura, en nuestro país, es brutal: recortes en el presupuesto
por la mala o corrompida administración de las partidas, cancelan la posibilidad
de desarrollar proyectos artísticos como derecho ciudadano al esparcimiento
inteligente y enriquecedor.
Un país de ignorantes y conformistas se logra privatizando los espacios públicos.
CONACULTA aún debe a cientos de artistas por funciones ya dadas; cantidades
que hacen sospechar de fraude o peculado de altos funcionarios.
O si no es el caso, la respuesta de esta institución ha sido perversamente tardía.

                                      La unión hace la fuerza

Tengo mis dudas sobre este dicho popular.

"¡Levantémonos en armas"!, me decía un parna  encabronado con el títere
Peña por su política represiva y dispendiosa ; ¡Hasta para ir a chambear
te da gueva levantarte! le respondí.
Definitivamente no somos unidos mas que para apagar juntos las velas
 de un pastel de cumpleaños o para chupar tranquilos.
Somos una sociedad que aplaude el autoritarismo de los gobiernos en turno;
nos tragamos todo la chora desinformativa de López Dóriga, y con eso
quedamos satisfechos. Y si escuchamos otra fuente como la de Carmen
Aristegui, o Anabel Hernández o Lydia Cacho o San Juana Martinez,
las molemos a insultos y descalificaciones porque no nos gusta la neta en la jeta (como decía mi abuela):  somos retrogradas, y ni modo, "así es el mexicano",
nos excusamos.
La finalidad de estas palabras es sencilla: defendamos nuestro trabajo
con todo el derecho que nos otorga el esfuerzo y la dignidad conque ensayamos
 y movemos nuestros instrumentos para subir a un escenario; y si el dueño
"nos multa" ( como agente de transito), por decir al micrófono el nombre
erróneo de su changarro, mandémoslo a la chingada y no pisemos nunca más
su pocilga.
Bien hizo el grupo Los Corsarios del blues en denunciar el atropello y la afrenta
de este cacique. ¡Enhorabuena por ellos!