viernes, 17 de marzo de 2017

Besos.



Un beso resuelva ésta tensión de guerra.
(Cuerda de guitarra a punto de reventar.)
Guerra en las camas y en las calles; en
las vísceras, en lo que nombramos corazón
cuando amamos, cuando odiamos.
Miles de parejas besándose con puntual cadencia
en las alamedas
quisiera ver.
Tratados de paz sellados con besos.
Una Constitución que defienda el derecho a besar.
Ciudades erigidas con besos fundacionales.
Constelaciones de besos.
Llevemos las íntimas camas afuera, colmemos el
mundo de camas de amantes.
Intercambio de hálitos y saliva; besos tejidos en las
bocas.
Labios para besar otros labios y rostros y párpados y
almas.
Los abrazos no son besos: el beso es la más grande
intimidad, ni siquiera ni lejanamente el coito.
En estos tiempos qué peligroso es amarse o besarse.
Existen instituciones que censuran el amor, que lo
prohiben.

Las iglesias solo permiten el beso (uno) si una pareja se casa,

pero condenan el tránsito

de besos liberales, eróticos

entre mujeres y hombres.

La Familia decente, "Guardiana de las buenas costumbres", pregona
 ¡No a la igualdad de ‘género’! No a la traición a la patria’.
Primero, los ataques contra homosexuales y, de paso, contra las activistas que velan por los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales.
Luego, contra Europa, la cuna de la homosexualidad y la transexualidad, según ellos...

Pero deseo un beso libre y soberano que me calle la boca en este instante.

JC




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