martes, 7 de julio de 2015

OCTUBRE.

                   

                                             

Moriré de Octubre en tu regazo, nombre de estrella.
Y ni es petulancia de reloj en diamante, preciosa mía.
Esos objetos de metal nos roban, secuestran en su tic- tac,
lo instantáneo.
Entonces gracias a la bendita neurosis del Kafka apurado, transmutó en  hoja blanca el canalla silencio del poeta, mi rubí.

Será en el otoñal Octubre que  estaré como jugando a cesar la respiración como para siempre y tú
con tu paciencia animal meterás al comedor

dioses ebrios y hobos:

concupiscencia y sabiduría que festejarán la madera que

me vestirá de muerte ese día, amor de mis otroras vidas.

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