martes, 7 de julio de 2015

ASTILLA


                                   Astilla

Una pequeña dolencia en la garganta. Mínima, diminuta; como astilla de rama de naranjo o viruta. Y causa fiebre en las costuras del tejido traslúcido del cuerpo que escogí antes de nacer. Perlas cocidas a la frente y a las axilas. Y le pregunto al viejo que toca blues a orillas de la banqueta ¿cuantos médicos más conoceré; doctoras y enfermeras?  ¿me quedan a deber unas frases de su resonador y de su infinita armónica?  La ambulancia me lleva a conocer mi futuro, pero ese viejo en la banqueta soy yo y mis antecesores. En los setenta,
María, la santa Sabina, me vio y me advirtió: "tormentas las del cuerpo y polvo óseo en tu costal", y me dio a mascar tabaco y luego me "corrió" a la vida. Nunca viví bajo designio ni orden alguna, esto me alcanzo en plena " fama"; ahí la recordé.
Destrozó mi visión del mundo y sus consecuencias de habitarlo en cuatro dimensiones distintas: la del gusano que se arrastra y cuyo  horizontalidad le  priva de la percepción e intuición de "altura"; la del chita que, agudos sus sentidos, ve el ultravioleta en la sabana y huele la sangre azul de sus presas; la del ave de rapiña, el águila, cuya vista atraviesa las vaporosas nubes, los tupidos bosques para encontrar a su conejo blanco y enrojecerlo con sus garras. La del hombre "pensante" dado a desangrar el  todo; a extinguirse, a asesinarse él mismo sin motivo aparente.
Siento trozos de un vaso de cristal roto en el gañote y es una simple infección.

"Su sistema inmunológico se deprime ante los virus y las bacterias"
"El calor y la humedad le hará sentirse un detective apestoso y sudoroso de los everglades" , "así que, resguarde su garganta y su sistema inmunodeficiente en casa o rente un locker aquí en el hospital: nosotros  se lo cuidamos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario