lunes, 27 de agosto de 2018


Fuimos niños en la tempestad y el jolgorio.
Somos, algunos, almas ancestrales comisionadas
a tareas, y de éstas, nadie se salva jamás.
¿Dónde va el olvido de lo que en esencia somos?
¿El infierno de Dante? ¡Sólo en su virtuosa  
imaginación!
Hoy, el recuento llega en un sobre de conciencia moral;
el deber sagrado toma la piel, la voz y actúa.

JC





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