Soy música, fogón de poesía, luminosa oscuridad, palabra, esencial melodía. Soy el que observa y no el observado. Shiva y Tonatiuh son el uno.
sábado, 16 de abril de 2016
Poema.
Al poeta eléctrico que se refresca en la lluvia transparente
con un equilibrio de edificio; al que bajo la sombra le crecen
hongos milagrosos y semillas de la virgen:
la oxidada Fender de cuerdas imposibles le ofrenda un blues.
Blues guarro de antro donde el despecho se rebela en
el tic de morir con míseros cincuenta pesos en la cartera.
Otras muertes son más caras, no la del poeta que escribe
sonetos en los espejos de los sanitarios.
Ahí y en el asfalto donde las lágrimas de la ciudad caen por la
amada ausente, sucumbe el amor de todos los amantes solos.
Afina la guitarra en el tono visionario del poema: oscuros azules,
rojos turmalina y opalo de fuego; palabras que respiran cadenciosas
el silencio de la pausa.
Amigo 'bar fly', toca para nosotros esa misteriosa música Yoruba,
la del bosque sagrado de osun-osogbo que viaja por sus raíces.
El espíritu encarnado en dios negro por la metáfora oscura y su
pregón, nos fue dado con la presencia del poeta de las ciudades.
El anhelo por la tribu es universal y duele saberse encerrado, civilizado
de miedo a la desnudez.
JC
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