miércoles, 20 de abril de 2016

Poema.



Diabólico y sagrado: un Dios de buró para beberlo,

para sorberlo y soñarlo.

El Satanás rubio, barbado; bien peinado para la foto

portátil.

A ese rezan las señoras que niegan el sexo a sus

maridos; que husmean la vida ajena, que se hincan

a  orar a media calle ante el temblor:

¡cuanta pasión erótica en ese acto, en ese gesto!

¡El amor a Dios es una gozosa perversión!

JC






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