miércoles, 27 de abril de 2016

Poema.




Podemos entrar en un estado muy ligero, casi vertiginoso
de risa libre, divinamente inspirado; ir a un paso más profundo
similar al de un venado quebrando suavemente la hojarasca,
con una pisada de éter; sentir la dicha de la tierra palpitante,
viva. Soltar la mente y a su vástago el ego que desconfían
porque estamos demasiado eufóricos y gozosos.
Porque no hacemos una religión de la culpabilidad:
porque la conciencia personal se funde con el infinito.

JC

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