lunes, 17 de septiembre de 2018



Procuro la poesía que molesta:
frontal, visceral, sincera, como si fuera sustancia
ósea o sólido cartílago.
Escribo canciones no para el agrado de las almas
tibias, melosas, conformes con sus grilletes mentales;
de corazones mal remendados, simuladores de la vida
y el amor.
No hago comerciales cantados de tres minutos, ni
idioteces modernas y pegajosas.
Tú y yo, almas comprometidas, solitarias bebemos
 de frente, hablamos fuerte sin concederle terreno a la
hipocresía.
Ser vulnerable; estar desnudo no es nada seguro, pero
si importante cuando se lanza la voz.
Admiro al público que se busca el sentido de existir en
las entrañas, y respeto aún más, a esas almas callejeras
curtidas en la Anforita del Dolor.

JC

No hay comentarios:

Publicar un comentario