sábado, 15 de septiembre de 2018

La íntima Patria


                                     Siniestro


Tributemos al dolor y su profundo peso la ausencia forzada

de

nuestros

desaparecidos.

Llevemos ramos de flores abiertas y festejemos con los asesinos

este

desasosiego

como si el bolo amargo no descendiera por nuestras gargantas.

El duelo es fuego, es carne viva al aire.

Y arde más ante la ráfaga de viento del siniestro: pastizales de piel

quemados.

Loas al acecho de la oscuridad; el epinicio de la muerte canta.

 Noche, protuberante tumor en los párpados del corazón.

Silencio...

Silencio cargado de gotas vacías.

Silencio denso de osamenta.

Silencio de fusilamiento y

llanto seco, arruinado.

¡Festejemos las victorias del ejercito en la batalla

contra nuestra

paz!

¡Seamos indiferentes a las masacres de esas

juventudes hermosas,

vibrantes!

¡Seamos solidarios con sus verdugos!

¡ mátenlos gritamos como corifeo de las tragedias

más antiguas.

¡Cuanto ultraje soportaremos en esta marejada

roja que nos

mancha

las manos!

¡Si somos edificios frágiles derruidos

a balazos!

¡Si nos hemos agachado hasta tocar el piso

con las sienes!

¡Si los hemos matado de pura indiferencia!

¡Que nos perdone la patria esta ruindad!

¡Que nos perdone la historia!

JC








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