lunes, 13 de noviembre de 2017


¿Has masticado agujas? ¿Te han pinchado las venas diario?
¿Te haz sentido un monigote de vudú en un rito do serapia,
y tierra de panteón fundamentan el acto mágico de sanación?
Sé que el temor al dolor nos devuelve humanismo y humildad:
la franqueza tan exigida al poeta, al frívolo criticón envuelto en
sus densas capas de egocentrísmo, al beso que despidió al que
descansa en un telar de paz.
Somos tan frágiles, pero tan valientes en lo cómodo: vulnerable
es el verbo que aterra a la súper mujer y al súper hombre. Así fueron
mi madre y mi padre y los amé por eso, porque su inevitable destino
estaba signado.

JC



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