miércoles, 22 de noviembre de 2017

^                                  Cambiar el mundo



Cuando doy, entrego o comparto energía; cuando recibo energía,
si cuento con un corazón abierto, tengo capacidad
para contenerla. Todos emitimos energía, ya sea
positiva, negativa; amorosa, iracunda, de odio, de tristeza
de envidia, de celos o una mezcla de todas; ésta sería"energía enrarecida o ambigua"( el Aura se torna entre grisácea tendiente al marrón).

El alma que demanda energía, debe estar
preparada para recibirla, de no ser así, se expone
al fuego purificador llamado TAPASYA por los Vedantinos
y Shivaitas, (milenaria corriente filosófica Sankya, no dualista).
El Ego jamás querrá exponerse a este fuego; defenderá los dividendos
que le dan las vibraciones Tamásicas o pasionales que nutren
su contraída existencia.

Ahora, si sustentamos la tesis de que el dinero es energía,
entenderemos que "el hambre de dinero" revela una carencia
de energía y que la búsqueda de dinero surge de un devastador
sentimiento de pérdida. A ese sentimiento lo llamamos CODICIA.
Podemos  "codiciar amor" y comprarlo en objetos-símbolo (éxito
y ostentación; casarse con la mujer más bonita del mercado, etc.)
Podemos envidiar el triunfo ajeno y comprarlo a toda costa
para validar nuestra existencia "siendo alguien".

La ecuación sigue siendo resultado de un inconsciente sentimiento
de "No soy lo suficientemente bueno para..."

La soberbia emana de un ego que pretende saberlo todo, pero
que subyace lleno de dudas e incertidumbre.
"El dolor y el más profundo miedo transforman a la conciencia humana"
dice Carl G. Jung sobre las auténticas experiencias que evitamos
en nuestro pequeño mundo insustancial y cómodo.

Eludimos la problemática humana cosificándola; la solidaridad la
aquilatamos con un "según el sapo es la pedrada" o como convenga
a nuestros intereses más viscerales.
¿Podemos aspirar a "un mundo mejor" sin entender la transformación
propia? ¿Con qué finalidad pretendemos cambiarlo si desconocemos
nuestras tormentas personales, secretas; nuestros miedos y fobias, si negamos nuestra sombra o lado oscuro?

Las personas que gobiernan este país son muy similares a nosotros.
Lo que suponemos nos hace diferentes es que estos detentan un poder
del que nosotros carecemos. La pregunta es ¿Searíamos iguales, de
tener poder?
Y la respuesta sería quizá otra pregunta;
¿tenemos la capacidad de transformarnos?

JC

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