martes, 24 de noviembre de 2015

Final


Le quedan pocos días al dos mil quince.

¡Y cuantos habrán de suicidarse!

¡Y cuantos arderemos de nostalgia!

¡Qué se larguen los presagios brunos!

El alcohol abundará en las ciudades,

estos días: inaugurará las nuevas soledades,

las más recientes, las que llamean  el

cabello y sus ayeres.

¡Lo sé, no lo repitas!

¡Murió el tiempo!

La medición inventada por la perversa mente.

¿No es infinita el alma que nos tripula?

¿Para qué sirve Dios, a quién sirve?

Siento el miedo de la muerte en las piernas.

Me quitaré este plástico que envuelve la calavera,

porque, simplemente no quiero morir.

JC









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