martes, 2 de julio de 2019

Padre.



La poesía es sencilla.
Así misma se describe el alma.
Pero el alma a veces,
es tormentas y huracanes
porque está en continuo
crecimiento y no logra
enraizarse en las nubes.
Mi padre fue un terrón
negro, necio, duro fruto
de la ceiba Pochote.
El viejo fue fortísimo, casi
acerado para la recia vida
que eligió.
A los  veinte vendía armas
que matan hombres.
Nunca portó una para si.
Pero cargaba cierta culpa sobre
los hombros y esa si que
me la heredó.
Una noche de tantas, me soñé
cabalgando a galope; huía por
haber asesinado a asesinos de
otros asesinos: eran generaciones
de asesinos arraigados como mala
yerba.
Él me despertó y secó el llanto.
Y entonces recordé ese rostro
asesino.

JC

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