miércoles, 19 de junio de 2019

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Jugar a la tormenta para que las nubes eléctricas

no lo hagan contigo, (al menos, no una noche más.)

Jugar a llorar aunque tu cuerpo llore y de llorar se

agote y todos los que lloren a esa hora en que el

llanto brote, juntos lo hagan.

Hay almas que portan heridas que la memoria del cuerpo

mantiene vivas. ( Quizá de otras vidas, ¡qué sé yo!)

Y nace uno con ellas y no avisan cuando despertarán:

solas se pronuncian en la hora inesperada tanto como la dicha.

Uno es fuego, uno es una llamita  que se agranda como si

el fuego volara en  los mismos lomos que diario arden.

"Tú serás la cama y la sábana y la bacinica", auguró la ciega

escondida tras su sombra de madera oscura.

(anoche me orinó encima).

JC


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