miércoles, 5 de junio de 2019


"Las almas libres no cabemos en frascos para insectos"
JC

La cerrada moral prevaleciente en los 50's fue el combustible
detonador para obras como las de D.H. Lawrenece
o Henry Miller, o para Virginia Woolf y otros tantos más.
Almas audaces en jóvenes cuerpos creativos que tensaron
al máximo la máscara sado de látex (doblemente cínica)
de las buenas costumbres imperantes hasta reventarlas,
y dejar a las conciencias conservadoras "fuera del ring":
devastadas (sin el aceite de argumentos) que otrora las
ponderaban como útiles para controlar socialmente los
desvaríos de las mentes visionarias, locuaces e innovadoras
que se abrían camino.
Así ha sido en el pasado; así es en nuestro tiempo presente.
¡Sí, Dios atisba por la cerradura!
La "incendiaria y  peligrosa" poesía de Real de Catorce ha
llegado a más de tres generaciones de seguidores.
Este bien cultural pertenece ya, a nuestra memoria colectiva:
La Fonoteca Nacional.
Niños, adolescentes, padres, abuelos y bisabuelos, no solo
siguen sino cantan las canciones de Real de Catorce que ha
puesto en su lugar al conservadurismo recalcitrante y abyecto.
Y  que además, abrió brecha para el público infantil y adolescente de todo el país.

Real de Catorce y el público infantil.
A finales de los 80's/ 90's, Real dio conciertos en
El Convento del Desierto de los Leónes; en El Museo
del Virreinato, en Tepozotlán; en hospitales  y clínicas
infantiles del IMSS y el ISSSTE, y en Centros de
Readaptación Juvenil en todos los estados de la
república.

JC





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