sábado, 13 de julio de 2019

Antaño, muy joven, tuve un grupo de amigos artistas. Un cuentista transexual, una muchacha poeta bipolar, un exiliado de su propia personalidad y yo, tránsfuga buscado por la interpol moral. Nos reuniamos en un céntrico café a charlar sobre arte y estética y la posibilidad de tomar la poesía como transformadora de la conciencia. Transnochamos tanto, que logramos rebasar la velocidad del subconsciente y descifrar sus misteriosos símbolos y arquetipos. Hoy, vivimos y creamos una nueva estética en 1860: busquen nuestro manifiesto en los libros de historia del arte vanguardista.

JC

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