FE ESPERANZA Y CARIDAD

 
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Frío de invierno. Viento helado que abofetea el hocico; que perfora con su puño el esternón. Frío cercano, de depresiones y suicidios: ¡la muerte de muchos, el miedo de muchos, la tristeza de muchos!
Se acaba el año, pero no se va solo. Se llevará a los tristes y sombríos. Por eso te digo ¡confrontala, confronta tu sombra para que no te arrastre el río de la muerte!
¡Que no se apague la flama diminuta de la yema de tu meñique!
¡Que se vaya el año, pero no contigo alma dulce!
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Las oraciones de un México unido, sumadas a los rezos internacionales del mundo católico, impidieron que el huracán Patricia destrozara los litorales del país
e hizo bien nuestro presidente Enrique Peña Nieto en avisarnos que todo estaba listo para recibirlo con tesón y valentía patriótica. Solo algunos paganos no repararon en criticar mordaz a estos divinos esfuerzos de la gente buena y virtuosa preocupada por el bienestar del prójimo.

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La privaron de su libertad. Es más, la acusaron injustamente de haber empujado un carrito de supermercado que yacía abandonado en el estacionamiento; de sacarlo a una transitada avenida, y tan solo por tomarse unas fotografías artísticas para su álbum. "Pero es grave el delito, dijo el representante del millonario emporio comercial: tendremos que proceder con todo el peso de la ley", amenazó en el MP. La pusieron en una celda sucia con otros detenidos. Ella no expresó queja alguna,  el tiempo que pasó encerrada lo usó para meditar; tampoco lloriqueó, sabía que los pensamientos negativos se expandían si fijaba el poder de su voluntad en ellos, así que dejó que fluyeran sin prejuiciarlos ni controlarlos; conocía muy bien la energía de los pensamientos, así que, finalmente, la celda no se abrió por un súper poder, ni por milagro; la fe no opera así, en el rico mundo interno de ella las leyes universales no son contravenidas: si llueve o se desborda el mar sucede simplemente por karma.
A las 8 pm fue liberada sin cargos de delincuencia organizada ni daños y perjuicios a propiedad privada. Su padre amorosamente la recibió con los brazos abiertos.

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El bazucazo dio en el transformador de luz y mató al petirrojo; peligrosa ave  terrorista. ¿Quién sacó a la milicia de sus cuarteles, y para qué? preguntó el sargento asustado por su absurda acción. Es tan solo una baja más, mi sargento, respondió el raso, y agregó: dejamos sin luz a toda la colonia y ya cae la noche, señor. Por cierto fue Calderón "El Chiricuto", el hazmerreír de todo el ejército, mi sargento, agregó. 'Ya, lo recuerdo', dijo el sargento entre risas que pronto serían carcajadas 'Las mangas le quedaban largas y el kepí le cubría los ojos', soltó el raso; ambos lloraban de la risa. '¡Ay si, "El Jefe de las Fuerzas Armadas"!'; las risotadas contagiaron a todo el comando que solo cumplía órdenes. Y ahora el junior copetudo, "El hellboy", quesque el nuevo jefe '¡Pinches burócratas que nunca han derramado sangre en campo hostil!' '¡Jajaja!' '¡Mi sargento, se acerca el narco!' Todos empalidecieron a la orden del miedo; las risas cesaron, se miraron entre sí ¡Y patas para qué te quiero! Montaron sus jeeps y huyeron despavoridos.

Blues y luz.
José Cruz.