viernes, 21 de abril de 2017

Espejo.


¿Quién critica y juzga tan severo sin siquiera saberse
atar las agujetas?

Esta vida de Domos e impredecibles lluvias precipicias,
derrumban toda creación humana, al ego lo enfrenta.

Ante el espejo etrusco, convexo, de plata bruñida;
mueble de habitación reflejante de la imagen virtual,

el cuerpo se muestra imperfecto: el ego, grandilocuente.
Nuestra imagen en ellos se reconoce, pero nunca el alma.

Los ojos tienen la virtud, en sus profundas dimensiones,
de transparentar a su habitante más allá de pudor alguno.

El alma se confiesa impura, el alma delata incontables sus
 crímenes.

Peligroso, mas indispensable, un espejo para egos expertos,
cautelosos, milenariamente escurridizos, viajeros en miles
de cuerpos.

Llegan a "Su Tierra Plana" y la Gobiernan desde sus rancios
atavismos.

Roban sus tesoros y luego huyen a Londres, mas no de sí mismos.

Indispensable un espejo a la mano en estos tiempos.

JC

















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