sábado, 30 de mayo de 2020

Buenos días comparto.

Rápidas conclusiones

Sangró; la ruta que el líquido vital tomó fue incierta; una inmensa y gorda golondrina nerviosa se posó sobre aquel efluvio carmesí.

Noche de calor en el que un bloque de vaho inmóvil se embarra en las ventanas sudorosas.
La oscuridad del cielo: cíclope que lo ve todo desde su magnífica
altura.
-Es Venus, susurra el hombre agazapado en la azotea.
Ha robado en muchas casas con tan elegante astucia que se
distingue de las vulgares ratas. Él viste de traje, corbata y finos
y pulcros guantes grises; obviamente usa una máscara tatuada
con una sonrisa permanente para que sus rasgos no queden
impresos en la memoria visual de sus víctimas.
Calza, también, unos tenis negros con suela de goma para no ser
escuchado.
Escucha el motor de un auto que se detiene. Voces de una pareja joven discutiendo. Se abre la reja automática, el hombre mete el vehículo.
-¡una pareja sin hijos; pan comido! piensa.
Se desliza por la cuerda firmemente atada en la armella clavada en la base de madera que sostiene al tinaco (todo esto hecho con el mínimo ruido y con precisión de cirujano).
Abre la ventana del piso superior con un corta diamantes pendiendo como hombre araña. Él es el maestro del silencio con sutiles movimientos de acróbata (piensa orgulloso). Entra a una habitación oscura -seguramente el cuarto de las visitas-saca rápidas conclusiones.
Explora en la oscuridad- esa noche que provoca terror a los niños por "aquello oculto" tras alguna puerta y que no está más que en su prolífica
imaginación...
Súbitamente una inmensa golondrina  anidada en el clóset, lo atenaza con sus garras, lo sacude por los los aires: lo saca por la ventana para devorarlo en la azotea.
La pareja complacida sonríe satisfecha de haber alimentado a la criatura.

JC

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