martes, 5 de marzo de 2019

 Gustav Jung, uno de los fundadores del moderno psicoanálisis, solía decir que todos nosotros bebemos de una misma fuente. Lo explicaba mediante una teoría que se remontaba al trabajo de los antiguos alquimistas, que denominaban a esta fuente el “alma del mundo” (anima mundi).
Según esta teoría, durante toda nuestra vida intentamos ser individuos únicos e independientes, pero una parte de nuestra memoria la compartimos con toda la humanidad.
No importa a qué credo o a qué cultura se pertenezca: todos buscan el ideal de la belleza, de la danza, de la divinidad, de la música.
La sociedad, sin embargo, se encarga de concretar cómo estos ideales van a manifestarse en la realidad diaria. Por ejemplo, hoy en día el ideal de belleza consiste en estar delgada, mientras que hace miles de años las imágenes de las diosas eran gordas. Lo mismo ocurre con la felicidad: hay una serie de requisitos que, de no cumplirse, no nos permiten aceptar conscientemente el hecho de que tal vez ya somos felices.
Tales requisitos no son absolutos, y cambian de generación en generación.

Jung solía clasificar el progreso individual en cuatro etapas: 1la primera era la Persona –máscara que usamos todos los días, fingiendo lo que somos. Pensamos que el mundo depende de nosotros, que somos excelentes padres y que nuestros hijos no nos comprenden, que los jefes son injustos, que el sueño de todo ser humano es parar de trabajar para siempre y pasarse la vida entera viajando. Algunas personas procuran entender qué es lo que no encaja, y acaban pasando a la siguiente fase: 2la Sombra.

La Sombra es nuestro lado negro, que dicta cómo debemos actuar y comportarnos.
Cuando intentamos librarnos de la Persona, encendemos una luz dentro de nosotros, y logramos ver las telas de araña, la cobardía, la mezquindad. La Sombra está allí para impedir nuestro progreso –y generalmente lo consigue, pues nos damos la vuelta y corremos a ser quienes éramos antes de empezar a dudar. No obstante, algunos superan este enfrentamiento con sus telas de araña diciéndose: “Es verdad que tengo algunos defectos, pero soy digno, y quiero seguir adelante”.

En ese momento, la Sombra desaparece, y entramos en contacto con el Alma.
Jung no entiende por 3Alma nada relacionado con la religión. Se refiere a un regreso al Alma del Mundo, la fuente del conocimiento. Los instintos comienzan a agudizarse, las emociones se tornan radicales, las señales que envía la vida son más importantes que la lógica, la percepción de la realidad se vuelve menos rígida. Comenzamos a entrar en contacto con realidades a las que no estábamos acostumbrados, empezamos a reaccionar de una manera que nos resulta inesperada a nosotros mismos.

Y descubrimos que, si conseguimos canalizar todo este chorro de energía continua, vamos a organizarlo en un centro muy sólido, al que Jung llama 4 “el Viejo sabio” para los hombres, o “la Gran madre”, en el caso de las mujeres.
Permitir esta manifestación es algo peligroso. Generalmente, quien llega a ese punto tiene tendencia a considerarse santo, domador de espíritus o profeta.
No sólo las personas usan estas cuatro máscaras: también las sociedades. La sociedad occidental tiene una determinada Persona, ideas que nos guían y que parecen verdades absolutas.

Pero las cosas cambian. En su intento de adaptarse a los cambios, vemos las grandes manifestaciones de las masas, en las que la energía colectiva puede ser manipulada tanto para el bien como para el mal (Sombra). De repente, por alguna razón, la Persona o Sombra ya no terminan de satisfacer, y llega el momento de dar un salto, y comienzan a surgir nuevos valores (inmersión en el Alma).

Y al final de este proceso, para que estos nuevos valores se afiancen, la raza humana entera comienza a captar de nuevo el lenguaje de las señales (el Viejo sabio).

Es justamente eso lo que estamos viviendo ahora. Puede prolongarse 100 ó 200 años, pero todo está cambiando… para bien.

1 comentario:

  1. Hola, José exelente artículo, leyendo lo anterior, según Jung las 4 etapas del ser humano son relativas a las de la sociedad, creo que después de leer esto me siento atrapado en medio de esos 100 o 200 años, para no saber en qué momento nos aburrirnos del profeta y daremos el salto para comenzar de nuevo y. "No nos permiten aceptar conscientemente el hecho de que tal vez ya somos felices."
    Estás palabras me llevan a pensar que esa fuente de donde todos bebemos, está muy saturada, y me refiero a que el olvido es necesario es parte de nuestro ser, hoy es dificil hacer que olvidemos
    Todo lo registramos, y hacer girar este concepto de Jung tal vez se vuelve pantanoso y tiene una clara dinámica con respecto al individuo pero los engranes lentos y viejos de la humanidad creo que no nos dará el tiempo para averiguarlo y concluir este concepto como la comprensión misma del concepto de estas etapas, las individualidades las comparto para las de la sociedad solo soy un observador en mi tiempo. Gracias José espero no molestar con este comentario a nadie. Saludos amigo y compañero de mi juventud tu música describió mi mundo y me acompaño en mis horas más amargas y descubrí en ella una vivaz fuerza que me hizo aceptar mis fracasos, me puso los pies en la tierra y relajo mi percepción Demi vida frente al mundo y me llevo a conocer el amor por mi mismo en los rincones de mi alma. Gracias José por todos los momentos que has estado en mi vida a travez de tu musica.

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