viernes, 7 de diciembre de 2018

Fin de año, fin de un ciclo más de vida.

Y para agregarle más nostalgia a este duelo, clima frío.

"Temporada de alcoholes, de foquitos coloridos,

y de acendrada orfandad".


De chamaco, esperaba con ansias y emoción
el fin de año.

Ahora, soy más prudente por el riesgo a las recaídas.

No importa cuanto tiempo he dejado de chupar,

cualquier resbalón y ¡al infierno sin cobijas!

Y es la sombra mía la que está vigilante, cauta como lince,

lista para soltar el zarpazo.

¿De verdad no sé qué es la sombra?

¿Existen personas que desconocen que

 poseen una sombra?

Esa felicidad que surge del sueño, la indolencia

y la negligencia,

es tamásica (de origen impuro); es la felicidad del

asesino cuando

asesina;

del ladrón que roba y se oculta;

de la beata que va a misa

y después al penthouse

del amante;

del alcohólico que cuece

su entraña a fuego vivo.

¿Cuantos "resbalarán"

esta navidad?

¿Cuantos ya abordaron el fatídico

"Guadalupe-Reyes?".

Habrá que ver quien llega

meado y ebrio al nuevo

año enmascarado con la

sonrisa de la muerte.

Porque la máscara es esa

personalidad labrada a

golpes de neurosis en la

infancia que usamos

para dar los buenos días,

las buenas tardes,

las buenas noches con

un puñal de

inseguridades ocultas en

la mano siniestra.

Pero esa pereza que

asumimos nuestra,

 impide la búsqueda de

nuestra propia luz.

JC

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