Fin de año, fin de un ciclo más de vida.
Y para agregarle más nostalgia a este duelo, clima frío.
"Temporada de alcoholes, de foquitos coloridos,
y de acendrada orfandad".
De chamaco, esperaba con ansias y emoción
el fin de año.
Ahora, soy más prudente por el riesgo a las recaídas.
No importa cuanto tiempo he dejado de chupar,
cualquier resbalón y ¡al infierno sin cobijas!
Y es la sombra mía la que está vigilante, cauta como lince,
lista para soltar el zarpazo.
¿De verdad no sé qué es la sombra?
¿Existen personas que desconocen que
poseen una sombra?
Esa felicidad que surge del sueño, la indolencia
y la negligencia,
es tamásica (de origen impuro); es la felicidad del
asesino cuando
asesina;
del ladrón que roba y se oculta;
de la beata que va a misa
y después al penthouse
del amante;
del alcohólico que cuece
su entraña a fuego vivo.
¿Cuantos "resbalarán"
esta navidad?
¿Cuantos ya abordaron el fatídico
"Guadalupe-Reyes?".
Habrá que ver quien llega
meado y ebrio al nuevo
año enmascarado con la
sonrisa de la muerte.
Porque la máscara es esa
personalidad labrada a
golpes de neurosis en la
infancia que usamos
para dar los buenos días,
las buenas tardes,
las buenas noches con
un puñal de
inseguridades ocultas en
la mano siniestra.
Pero esa pereza que
asumimos nuestra,
impide la búsqueda de
nuestra propia luz.
JC
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