martes, 23 de octubre de 2018


Un libro en el baúl.

Un libro  vivo e inquieto que me ha perseguido
toda la vida.
Lleno de secretos y fórmulas para bien morir,
para sostener la gravedad de un cuerpo, de una
idea.
Una reliquia que el mar depositó a mis pies el
día en que me ahogué de tristeza.
Escrito en un lenguaje que sólo el alma  entiende.
Repleto de constelaciones y estrellas nacientes;
con mapas de veredas desconocidas carentes de
huella humana.
La primera vez que lo abrí, vi mi profunda geografía,
mis ríos y desiertos.
Y me asustó  la joyería detallada de ese oro antiguo.
Esa obra de arte, es hoy, mi libro de cabecera.

JC

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