martes, 16 de octubre de 2018


Soy hermano del ebrio que yace muerto
envuelto en su propia neblina.

Soy su sangre helada,  su pulmonía.

La bragueta abierta, mueca torcida

de la espantosa noche.

Vuelas ave rapaz, nocturna, devoras la carroña
vagabunda perdida entre los semáforos y
los coches abandonados por los siglos de
los siglos de un silencio infinito que aúlla.


Si, evidentemente, la vida se va fracturando
como las paredes de una casa,
lentamente,
día
a
día.

Escucha: ¡Tu Corazón es una bomba de tiempo!

JC







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