Las esquinas solas. Silencio estremecedor; ni un alma
que ose quebrantar la solemnidad presente. El frío
intenso con sus filosos colmillos, agazapado en la
niebla.
Y saber que vivo en el país de la muerte, que debo
luchar y proteger la vida de los míos cueste lo que
cueste.
JC
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