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Cuando sonó su armónica, el guitarrista lo miró entre admirado
y molesto. ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de amplificar una
 armónica con un micrófono conectado directamente a un aparato de bulbos? pensó. En el imperio del sonido estridente de los bares de blues,
la guitarra eléctrica era la reina por excelencia, ni siquiera el contrabajo,
ni una escueta batería, mucho menos un piano chimuelo:
el "pequeño" Walter hizo el escenario suyo ésa noche y se volvió
famoso.
Pero un amplificador no hace virtuoso a un armonicista, sino su
espontánea capacidad de crear melodías emotivas e ingeniosas.
'La conversación' de Little Walter con los músicos se reflejaba en el goce
del público. El pionero Marion Jacobs, negro de Marksville (Luisiana),
pasó a la historia del blues por ser el primero en amplificar la armónica,
por sus fraseos  musicales que hoy son Standar, y por ubicar a los ruidosos guitarristas en un escenario profesional fuera del egocentrismo y ponderar
lo que hoy llamamos Performance.
(Little Walter falleció a los 36 años a causa de una trombosis cerebral
debido a una pelea callejera).

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La distribución de heroina, cocaína y, posteriormente, metanfetaminas, fueron parte de la estrategia de seguridad
del Estado para inhibir a la población de los guetos y desactivar
la lucha por los derechos civiles de latinos, negros y demás inmigrantes.
Grandes genios del blues y el Jazz, se volvieron dependientes de estas
sustancias. Afortunadamente, la iglesias Metodista Episcopaliana
Afro americana y otras instituciones importantes, iniciaron grupos de ayuda a alcohólicos y a consumidores de drogas duras.

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Del polvo se levanta un sonido ronco, se flexióna como
una serpiente sonora, da vueltas de alma que huye por la
boca y se torna potente.
Es el blues flotante que navega quien sabe guardar silencio.
Lo escucho en el epitelio de un sueño sin ninguna condición
más que la de estar vivo.

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Sale aire helado de mis pulmones como si hubiera fumado hielo.
Es temprano en la mañana de un día nublado del fin del planeta y
de la humanidad.
Inteligencia hay de sobra, pero cero humanismo.
La especie se auto destruye como en la era de las cavernas.
Persiste el odio al prójimo que no es más que el odio a si mismo,
sólo que en modernas modalidades.
El oscurantismo resurge. La persecución al libre pensamiento, es
castigado con la desaparición forzada, la tortura, la violación y el
asesinato.
Y lo peor: la impunidad al poderoso luce lejana como un insulto al
pobrerio.
Crece en secreto la fabricación de bombas caseras...
Justo, en este momento y con este frío, soldo juntos, un cable
amarillo y otro rojo a un reloj programado para estallar en 30
minutos en la oficina de un político magnate corrupto.

JC