Soy música, fogón de poesía, luminosa oscuridad, palabra, esencial melodía. Soy el que observa y no el observado. Shiva y Tonatiuh son el uno.
lunes, 18 de diciembre de 2017
No, no soy grinch ni lo proclamo. Para mi es una situación personal,
cómo cada quien vive éstas fechas navideñas según su conciencia, creencias y hábitos.
Asumo el frío y mi sombra en el religare, así como, la reflexión y
el inventariar conductas y acciones tomadas en el transcurso del año
que fenece.
Tampoco emitiré juicios de valor moral que lastimen católicos, cristianos
o sectas cualesquiera que sean.
Disfruto el silencio en estos tiempos; la sonrisa interior y el júbilo de
vivir el día a día. Sé que la dicha que surge de mi interior equivale a
millones de luces en arboles luminosos llenos de regalos y que el néctar
de la ebriedad reside en la sensación amorosa del Ser.
Mundanalidad y espiritualidad, son uno sin división.
Renacer cada día, en cada célula viva, en el microcosmos humano,
es lo que brota inevitable.
Quizá se debe a la precaria salud que me ha traido
hasta este presente que ardo en el frescor de la luz irremediablemente.
Tengo Fe, siento Fe; pervivo en el amor del Uno diverso oculto en cada
alma buscadora.
Me sana amar lo aparentemente imperfecto: no concibo
la transformación sino pasa por el fuego purificador; sin las cenizas
del ego a los pies de la redención, nunca habrá redención sino engaño.
¡Felicidades a los ausentes! ¡Felicidades a los presentes! ¡Felicidades
a los que han de nacer!
¡Feliz renacimiento!
JC
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