lunes, 4 de diciembre de 2017


Fue una noche en que una botella de whisky taponaba
los vacíos de su alma y hacía olvidar el frío.
No entendía la sabiduría que la soledad revelaba: su inexistencia.
"El venado" le había mostrado, antaño, su esencia  universal:
el Todo unido a sus átomos.
Él era el amanecer  y la noche, el drama griego de las ciudades
convulsas, la contracción, y ese olvido: eterno espejismo humano
fruto de la ignorancia. Tenía que desaprender, vaciar de conceptos
y creencias su mente. La labor titánica de desprenderse de etiquetas
e iniciar un nuevo aprendizaje. Su búsqueda se había atorado en un
enredo entre creencias y falsos silogismos que lo condujeron a "vivir"
una vida cómoda, facil, pero contraria a la naturaleza de su alma.
Transitó del jolgorio superfluo a la depresión y la triste sensación de
estar incompleto: el mundo externo lo devoró completo.
Bebía furioso, como reclamando contra el concepto Dios, pero en su
interior lo inquietaba ese asunto sobremanera.
El Invierno se alojó en su corazón y no paró de beber hasta morir
La luz de la expansión aun lo espera con amorosa paciencia.

JC









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