miércoles, 27 de diciembre de 2017



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El frío me despereza esta mañana.

Entre el índice y el pulgar sostengo

la ilusión del tiempo.

Escarcha y tiempo en mis dedos:

"qué bien armado este sueño", pienso.

El día apareció nublado, casi como si

llorando.

Toco mi frente y creo que existo,

que he venido a este parque miles de fríos

antes.

Unas veces como hombre y otras como mujer.


Extraño el ponche calientito de mi madre; su esmero

y amor al prepararlo; ella conocía  la medida de nuestros

corazones, a cual le cabía mas; a cual menos.

Sabía también que no estaría mucho en la mesa, y para eso,

nos preparó, uniéndonos mas.

Era espirita, pero ni católicos ni cristianos, ni musulmanes

sobraban en sus cenas: ella abrigaba a todos por igual.

En los cumpleaños: amor; en los festividades: amor; en éxitos y

fracasos: unión, amor y solidaridad.

Ahora, desperdigados, los hermanos buscándonos para retomar

lazos y vivencias; para rellenar de luz los lugares vacíos, de la luz de

Lidya, la mujer fuerte, la mujer vulnerable; la que nos parió en esta vida,

en este mundo: nuestra madre.


¡Felices fiestas a todos!

JC









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