sábado, 24 de junio de 2017


Ilusión.


"A fin de cuentas, un héroe es alguien que quisiera discutir con los 
dioses, y así debilita a los demonios para combatir su visión".

Norman Mailer.

Las guitarras no se "desvielan" como los carros, estas simplemente, 
se desafinan. 
Igualmente, el alma se ajusta a altas frecuencias o a las más bajas según 
los pensamientos recurrentes.
¿Qué o quién gobierna tu mente?¿tu subconsciente o tu consciente
a la hora de las inquietudes cuando bajas al infierno a tocar blues?
Sabe que:
pisaste la hojarasca seca y creíste que se te rompían los huesos del
corazón. Así es la naturaleza del animal y tú eres de esos animales que 
le gruñen a todo lo que aman.
 ¿Dónde robaste esas soledades que devoras? ¿Fuiste a las calles del 
infortunio pues sabías que ahí se subastan penas? 
Seguramente te dejaste caer en los afilados riscos para sufrir tan graves 
y profundas heridas.
Ni este instante ni el mundo son tuyos porque simplemente solo existen 
en tu imaginación, son ilusorios: no haz despertado aún.
Pero te absorbe la ciudad y su gente porque dejas la ventana abierta todo 
el día; una manada de caballos a galope también entra por tus sentidos, 
los montas y te sientes salvaje, exhibes tu dominancia estéril.
Pero fuiste movilidad y no quietud largos años, la sabia de las hojas de 
tu yo interno, no te hizo experimentado ni sabio; las mujeres que tuviste 
se sentían devastadoramente solas sin cariño, sin el nutriente amor que 
las reverdeciera, y se marcharon, huyeron de ti y la dura coraza que te 
procuraste para sobrevivir solo en tu naufragio.
Las llamas del alcohol brotaron de tu boca y tus ojos: 
ansiedad pura y letal como la heroína sin diluyente alguno; 
así fue que te hiciste adicto al sufrimiento mundano.

El suicidio.

Te volviste frágil como caja de cartón y ruidoso como bolsa 
de papel estraza.
En escena: vaho natural de aguacero y neblina densa.
Una 45 cargada. Un dedo en el gatillo: el tuyo, en tu sien.
Sobre una mesa pequeña el paño de tu alma corrugada por el miedo.
Primer y único acto.- jalas el gatillo, abres finalmente los ojos; 
despiertas. 
Demasiado tarde. Haz muerto. 
El público imita la acción y, acto seguido, cae fulminado.
La luz se enciende,  todos se aplauden y se felicitan; recogen 
inmediatamente sus ajuares, y se alistan para la siguiente 
función.

JC

No hay comentarios:

Publicar un comentario