lunes, 30 de mayo de 2016

Poema.


El pañuelo que enjugó tus lágrimas palpita vivo en las noches.

No ha dormido desde que te oyó llorar;

es un insomnio amoroso el que le aqueja.

Viome en tus pupilas antes de sellar tus párpados el beso mío.

El árbol del patio también sollozaba cuando sus hojas desprendía.

Un silbido de tren del adiós entristeció la tarde en que me iba.

                Guardé ese pañuelo tuyo en el bolsillo.



  JC

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