lunes, 9 de mayo de 2016

Poema.


Las apariencias engañan: un hombre en la calle podría estar de espaldas

orinando estrellas, buscando el código postal de su locura, o viviendo

su ultimo día en el mundo.

Bien podría llamarse Manuel, Jonas y su bíblica ballena,  o simplemente

Judas y vender alcohol a los teporochos antes que el sol los vuelva

ceniza.

Podrían acontecer todas las guerras en diez segundos, justo

cuando el mundo sueña el estallido de las guerra en diez segundos.


Entonces habría una princesa triste en cada lago, llorosa porque sus

amaneceres nacerían radioactivamente torcidos.

No sé, pero podría surgir un volcán en cada lecho,deslavandose y

nutriendo de islas el mar.

Un puñado de almas tejería sus vestidos de ectoplasma, ¡desearían lucir

eternas, pulcramente inmortales y hermosas!

Mas primero elegirían el cuerpo que querrían encarnar.


Las apariencias son necias semejantes a vidrios anti-balas, a paredes infectas

de plantas carnívoras; sordas, mudas al diálogo.

Pero las apariencias engañan.

JC













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