lunes, 5 de noviembre de 2018


Dan las 3 am de la tristeza a los yertos

con la muerte encima chupándoles

la pulpa del alma.

¿Qué se puede escribir a esa hora que no

sea una carta de mortificada despedida

cuando se derrama sobre uno la cera gris

de la madrugada?

Trenes trasatlánticos habitados por pasajeros

solitarios con rumbo a páramos ignotos.

Así somos los que vivimos la torpeza como virtud;

el romance como desgracia; el beso como arañazo

accidental en la lejanísima intimidad diez veranos

tarde.

Uno no se ama a si mismo: uno se devora el propio

corazón; se come los labios propios y eso no es amor,

es canibalismo.

Darán las 3 am y estoy sobre la mesa donde desayuno,

como y ceno, con un bolígrafo en la mano; lentamente

escribo: adiós distantes amigos,

adiós,

pájaros

de la noche.

JC







No hay comentarios:

Publicar un comentario