A los dignos padres de Atotzinapa
Las rutas no son el cúmulo
de cuerpos apilados.
Nuevamente la luz
ha despejado el camino.
El alma libre siempre lo será,
y los asesinos, a las 3 a.m.
lo saben.
Ellos también son nosotros,
pero no viven aquí.
Su atmósfera, dicen, es
distinta.
Los veremos ahogarse
con el mismo aire que
respiramos.
José Cruz.
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