sábado, 4 de mayo de 2019


A veces, si se lo mira con interés, el fuego hace muecas
diabólicas.
Un viejo vio arder, bajo una lluvia de cenizas, su casa.
Los vecinos veían desolados como las lágrimas de aquel
hombre con rostro de abeto rodaban al pasto quemado.
De entre esa multitud, se distinguía la sonrisa macabra
de una niña de doce años que festejaba el siniestro.

JC


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