lunes, 2 de julio de 2018


Madrugada del domingo. Vómito, fiebre y un agudo
dolor en la parte alta del abdomen: a urgencias, inmediata-
-mente. Largas horas de espera con escalofrío y náusea.
Mi Paty, conmigo, en las buenas y en las malas; María, mi hija
y Panchito Velasco, hermosamente solidarios, afuera del hospital .
Mis hermanas Georgina y Julia, al teléfono pendientes.
En la espera, varias veces más, vómito y alta temperatura.
Me desmayo al siguiente vómito. La Dra en turno, corre a auxiliarme
ante el llamado de mi Paty.
Finalmente los estudios de laboratorio para descartar problemas en
la vesícula o apendicitis. Las hora son, extrañamente eternas en
cualquier hospital, lo digo por experiencia: una sensación de que
el plano físico se traga la esperanza de alivio como un hoyo negro.
Me doy cuenta de que nada puedo hacer más que entregarme
a las circunstancias con fe y aceptación.
Tomografía y demás estudios arrojan que vesícula y apéndice no
tienen cálculos ni inflamación, los médicos se asombran pues los
síntomas de una infección son evidentes. "Posiblemente fue un
cólico gastro intestinal" aventuran a diagnosticar.
Me dan de alta bajo observación.
Mi Paty, María y yo, vamos a votar, (aún  con fiebre y náuseas).
Surge un diagnóstico altamente probable: Salmonelósis.
Les comparto que estoy en casa bajo observación y cuidados
extremo: la fiebre es altamente perseverante.

Blue y Luz. JC.








 

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