jueves, 1 de diciembre de 2016

                                   Yo, espero


Pasiones, amores, odios, rencores; toda la baraja de cualidades
humanas puestas en la mesa. "Esa es la vida", dicen los animales más viejos de la especie, los más experimentados, en sus últimos años de existencia. Yo, espero. Simple, práctico, con una armónica en la boca, la guitarra a un lado y mis amigos de siempre, los que veré morir o los que arrojarán mis cenizas al mar. Fui de los músicos que caminaron hacia el oeste hasta donde los empujaba la vida. Como un gitano, siempre haciendo música, nunca sembrando. Unos eligen quedarse, otros irse. Casta milenaria de músicos sin privilegios mas que los Dom, 'Los Intocables'; un sistema social de músicos gitanos que aún hoy no permite a los de un estrato tratar de subir al siguiente. Similar suerte a la de los bluesistas del mundo: unos viven en la opulencia y otros mueren en las más ingrata miseria, solos y hambrientos.
El alcohol es el "Fest": el demonio, alcohol y drogas que sobre excitan lo que dentro palpita del enorme y frágil monstruo exquisitamente sensible de estas almas.
La memoria es el legado firme. Es registro labrado sobre piedras como las de Moisés. Por eso, cuando veas a un músico callejero, verás un archivo humano repleto de experiencias. Probablemente tiene sangre gitana o el blues en los surcos mugrosos del rostro.

"Plagios"

JC.

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