viernes, 7 de agosto de 2020


Buenos días. Comparto. 


6:36 am, un mosquito kamikaze ronda mi cabeza con saña.

Sé que Dios, con su grandísima misericordia, creó a estas

pequeñas criaturas como un acto sádico y vengativo contra

la especie humana a la que aborrece como todo padre-Dios- 

griego odia a sus hijos, (recuerdo a Jung y su Mitologema 

sobre Edipo y  Electra; Yocasta y Layos).

La creación del "Cubo-Dios" me lleva de súbito a la Geometría 

Sagrada de los egipcios y sus gatos momificados.

"La yegua de la noche", pesadilla (nightmare en inglés), me ha

arrancado del sueño a la vela y estoy irritable como cualquier

animal insomne. "Cubo" es masculino; "Curva" femenina, pero

complementados: La Flor de la Vida. En la búsqueda sin cesar de

uno mismo y esa alma atada al cuello como suéter para que no

la hurte el viento. Porque quien insinúe siquiera a la poesía 

indispensable debe considerarse vidente lúcido en un mundo de 

cuerdos sifilíticos.

El desvarío no ayuda a escribir coherencias después de un agotador

y gozoso concierto donde un socavón se tragó dos vidas: La Gran 

Cuernavaca, Morelos. 

El sueño me encuentra y me cierra los párpados con uñas de arpía.

Me muero-fallezco-duermo.


JC

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