martes, 6 de julio de 2021

~ La muerte contagiosa se pega en la ropa, en el rostro, viaja en el viento, se aloja en la boca: Es el hambre descolorida en el párpado pobre. Este país es pobrísimo y se escurre lentamente como lágrima en el rostro del mundo. Abrazo sus carnosos litorales con pasión animal; me conduelo de tan brutal dolor humano. ¿Quién que no navegue en la oscuridad espiritual; que carezca de cosmovisión y ternura, decide con escabrosa puntualidad la muerte de su semejante? ¡No es el alfil, es el tablero de ajedrez entero! ¡Pero de nada sirve dolerme sin armar mis reclamos! Me pertenezco y cuento con mis células y átomos enteramente: ¡Doy pelea por la luz y los brillantes amaneceres! JC

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