miércoles, 28 de agosto de 2019


Tus manos saben a ternura y ajo y saben al aroma que despide
la semilla del aguacate; saben a humedad de lluvia  y sexo diurno.
Pero tus ojos huelen la violencia del entorno y no deseas
parpadear.
Qué sutil y hasta dulce  es el miedo..., más la bravura con que enfrentas
la vida, no es la de "la víctima reducida" al pasivo andrajo de un arrugado
pañuelo mojado de incertidumbre.
Tan poderosa que  Diosa eres y creas océanos y continentes: el flujo
de la marea lunar obedece a tu intuición.
Esa es la mujer universal:
insumisa,
vidente,
sagrada,
esencial.
¡UNICIDAD en la ilusoria dualidad!

JC

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